Ganadora del premio Nobel de Literatura del 2009, la rumana Müller muestra un estilo que busca en forma constante el detalle, lo mínimo, para describir la realidad. Esta novela, abundante en escenarios que cambian en forma constante y en personajes (una maestra, un soldado, una amante de un policía rumano) que se caracterizan por estar señalados por el fracaso y la sospecha. La obra se desarrolla en Rumania, en los años finales de la dictadura de Ceaucescu. Müller debió refugiarse en Alemania por las continuas persecuciones a las que fue sometida por parte de la policía rumana y a la mala crítica, aparentemente impulsada desde sectores afines al gobierno. Sin duda que este hecho marca la obra. Y el premio Nobel.
Müller es una escritora con agudeza y cuidadosa observación de lo ínfimo. Pero no va más allá de esto. Sin duda escribe literatura y no libros para ser convertidos en bestsellers. Pero no se trata de una narradora particular. No parece haber producido nada que deja una huella en la historia de la literatura. Como le ocurrió a tantos otros escritores, su premio es difícil lo obtuviera de no mediar las situaciones políticas. El libro no me pareció malo pero no me gustó. Demasiadas palabras para lo nimio y una falta de contundencia evidente, por momentos, me hicieron pesada su lectura.